Vi la noticia en la tele y no cupe en mi de gozo. El orgullo y la arrogancia de los científicos a caído como cayó la Torre de Babel.
Tanto dinero y tanto esfuerzo en ese acelerador de partículas para caer en esta «chapuza»: un cable suelto. ¿Cuándo aprenderán que el conocimiento del universo pasa a través del Creador?
Eso sí, he de dar un tirón de orejas a los locutores, porque el único que dice si algo puede o no viajar más rápido que la luz es Dios.