Hermanos:
Sé que dejar abandonado este sitio todos estos meses ha sido incumplir mi promesa de difundir La Verdad con acierto y presteza, sin embargo una serie de catastróficas y desdichadas vicisitudes (la «mundana inmundicia de vana y burra burocracia», que dijo el santo varón Syphicus de Perineos) me han impedido cumplir con mi labor. Pecador soy, pecador me hallo, y eso nada ni nadie, salvo Él, puede cambiarlo. Aun así confío en poder regresar pronto y continuar con esta pía empresa, porque temas y discusiones no faltan sino que sobran. Es más: tengo, ya, una buena colección de experimentos con los que podréis cerrar la boca de esos bramantes científicos, así que permaneced atentos.
Parabienes a todos.